Doña avispa

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En aquel inmenso prado
Donde abundan las flores,
Existía un avispero…
Mas una señora “obesa”
Muy miope y bien compuesta,
Decidió sentarse… allí
No vieron jamás sus ojos
Una “moles” como aquellas,
Que eran las partes traseras
Que la dama… dejo ir.
Convencida la avispita
Que hiba a morir “prensada”.
Le endosó un pocotazo…
En esa zona turgente,
Creadas para otro… fín.
El grito se oyó en Turquia
Y la dama olvidada.
De remilgos y finuras…
Muy bien abierta “de patas”
Sólo atinaba a gemir.
Pero… ¡quealguien me lo diga!
¡quien cometío la osadía
De “picarme”… justo ahí?
La avispa no noto su muerte, y la dama del disgusto adelgazo tanto que hoy e
modelo de muy alto rango… y su miopía ha curado.



Pilar Marti

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